Los jóvenes y los actuales estudiantes que deben concurrir a los lugares donde cursan sus estudios, posiblemente en muchos casos, no conozcan la importancia que tuvieron las distintas líneas de transporte carretero que atendía con regularidad y responsabilidad la Empresa Onda (Organización Nacional de Autobuses).

En cambio quienes debimos apelar a su utilización en innumerables ocasiones a través de los años de nuestras actividades en la capital, sobre todo o en distintas ciudades o lugares a los que tuvimos necesidad de concurrir por diferentes motivos, no podemos olvidar numerosas anécdotas, peripecias vividas, lugares y zonas que recorrían esos autobuses o las eventuales compañías que nos tocaban soportar en las butacas vecinas o que nos alegraban que allí se instalaran, en cuyo último caso hacíamos votos para que el viaje se prolongara.

Actualmente son numerosas las empresas que nos comunican con diversos lugares del país y en forma especial con Montevideo, siendo varios los turnos diarios que parten de nuestra Terminal próxima a cumplir la mayoría de edad. Tal cosa no sucedía en aquellas épocas en que prácticamente sólo la Empresa Onda atendía con sus unidades muchos de esos destinos.

Para ubicarnos en lo que queremos hacer conocer a quienes nunca vieron circular un ómnibus de esta empresa por nuestros caminos o por nuestras calles, diremos que allá por 1935 se logró concretar en una sola cooperativa los diversos recorridos que hacían múltiples audaces empresarios con precarios vehículos, muchos de los cuales hoy nos parecen prácticamente de juguete.

Hasta entonces predominaba en todos los destinos el ferrocarril, cuyo tendido de vías se había prolongado hacia los más diversos lugares, supliendo la dificultad que planteaban los escabrosos, peligrosos y casi inexistentes caminos de la época.

Por 1932 se comenzó a mejorar la ruta actual número 1 entre Montevideo y Colonia, atendiendo al tránsito que incluso provenía de la vecina Argentina. mejorándose asimismo otros caminos, todos de tierra o granza, como también comenzaron a incorporarse unidades de transporte con mejoras en cuanto a comodidades para los pasajeros y seguridad para sus desplazamientos.

Entre 1935 y 1936 se logra amalgamar a las distintas empresas o propietarios que explotaban el transporte hacia diversos destinos y se constituyó una fuerte empresa denominada Organización Nacional de Autobuses (O.N.D.A.) que basada en una estricta reglamentación comenzó a monopolizar los distintos recorridos de las rutas o caminos nacionales.

En base a esos estatutos se evitó la competencia desmesurada, se establecieron horarios acordes para evitar excesos de velocidad que producían continuos y graves accidentes, se reglamentó el de-sempeño de choferes, guardas e inspectores, así como la atención de las distintas agencias, dando seguridad a los viajeros de completar los recorridos hacia sus respectivos destinos dentro de los tiempos previstos.

En lo que se refiere a nuestra ciudad, el servicio hacia Montevideo se hacía con cuatro turnos diarios, los que tenían distintos orígenes: uno partía desde aquí a las 5 y 45 pero comenzaba en Fray Bentos, igual que el que salía hacia Montevideo a las 12 y 15. En cambio otros turnos a las 7 y 30 y 14 y 30 salían directamente desde nuestra agencia en esta ciudad que entonces se ubicaba en calle Artigas Nº 307 a cargo del agenciero Carlos D. González.- La demora estimada y marcada en el itinerario que comprendía pasaje y ascenso y descenso de pasajeros en Palmitas, Drabble, Santa Catalina, Cardona y Rosario, era de unas 5 horas y media.

Todo esto si no sucedía el reventón de una cubierta, la falla del motor o la descompostura de algún pasajero.

Hasta entonces y tal vez incluso en los primeros tiempos de la atención por la Onda, se recogía a los viajeros en sus propios domicilios, suponemos que planificando previamente un recorrido urbano para evitar demasiadas demoras. A pesar de ello hemos leído en algunos apuntes de un historiador, asiduo viajero en aquel medio, del malestar que producía en ocasiones la demora en lograr despertar algún pasajero retrasado lo que incidía luego en la marcha para poder cumplir el cronograma fijado.  

Fueron varios los accidentes que padecieron diferentes vehículos de esta empresa, en particular los que incidieron en nuestro medio por haber sucedido en el departamento, o por incluir entre sus víctimas a vecinos del mismo.

Recordamos, cosa que hicimos en nota anterior, los ocurridos teniendo como participante a nuestro Río Negro, habiendo sucedido otros en rutas del país, los que arrojaron consecuencias trágicas para familias de Mercedes o de localidades vecinas. 

La necesidad de atender la preferencia de los numerosos  pasajeros que necesitaban utilizar los distintos turnos en las más diversas líneas obligó a la empresa Onda a ir adquiriendo mejores modelos de autobuses, con más capacidad, más modernos y rápidos sucediéndose así los que mostramos en las fotografías que siguen mezclando marcas como GMC, Mercedes Benz y Aclo.

Incluyen ellas la conocida “Ola Marina” con motor atrás, que propició un risueño incidente en una localidad del este del país, donde un “inspector de tránsito” multó a un coche de este modelo por entender que marchaba contra flecha porque llevaba el motor atrás lo que interpretó que contravenía la manera de circular.

Todas las unidades de la Empresa lucían en sus costados la figura de un perro galgo, corriendo a toda velocidad, significando la rapidez, elegancia y la mirada fija en la meta, figura que se consideró tomada de una marca americana, aunque no era exactamente igual y que dio lugar a reclamos judiciales.

Quien no recuerda la sede central de esta Empresa en la Plaza Cagancha de Montevideo, donde en los días de mayor movimiento como Semana de Turismo, carnaval, fiestas de fin de año, era tal la cantidad de unidades que se estacionaban alrededor de aquella plaza que entorpecía el tránsito normal de vehículos en la Avenida 18 de Julio, sumado a la enormidad de viajeros que buscaban el ómnibus que debían llevarlos a su destino, configurando un inusitado gentío que se repetía en cada turno en esos días especiales.

A raiz del quiebre de la famosa tablita del dólar en 1882, estando la empresa Onda comprometida en enormes sumas por la compra de los últimos modelos de autobuses, propició el comienzo de la caída de la hegemonía y monopolio del transporte de carretera por la Onda y debió retirarse del mercado definitivamente en el año 1991, dejando un vacío que es recordado por quienes tuvimos ocasión de haber apreciado aquel inusitado movimiento.

A pesar de su desaparición han quedado vigente recuerdos que indican cómo esa empresa había prendido en el sentimiento del pueblo, pues se ha conformado un Museo de la Onda y un movimiento de amigos de aquellos ómnibus, los que recorren el país mostrando y recordando muchas de las cosas que con su desaparición se han ido perdiendo.

Los integrantes de este movimiento en un coche que perteneció a la empresa, nos visitaron en el Centro Histórico presentando distintos objetos, fotografías, réplicas en miniatura, boletos, uniformes, relatos, etc. lo que nos retrotrae a esa época.

Muy celosos eran los inspectores que cada tanto esperaban los distintos servicios en las carreteras, en lugares poco visibles, haciendo detener los coches, momento en que guarda y chofer se apresuraban a colocarse las gorras que formaban parte del uniforme y que debían utilizar, aunque no siempre lo hacían, durante todo el recorrido. Se recuerda al oriundo de Mercedes, Sr. Gaytán domiciliado en zona de la entonces Plaza Flores quien con sol, lluvia, y tiempo inclemente cumplía con su labor de control recorriendo en distintas unidades, subiendo y bajando de las mismas, larguísimas distancias. –    Se recuerdan a quienes fueron sus últimos agencieros:  Salvini- Rodríguez – Arancegui y luego su esposa, Rienzi, Souberville y finalmente Santos.

Muy recordado aún es el punto en que estuvo ubicada la agencia en nuestra ciudad en esquina de calles Colón y E. Giménez durante años, junto a lo que se conocía como el café o Bar Onda lugar de espera y de camaradería durante las largas horas de la noche. 

Asimismo un ómnibus en particular, el coche 216, ha sido tomado como emblema por haber protagonizado tal vez el mayor siniestro en que se vió envuelta esa empresa al ser participante del trágico accidente sobre el puente de Santa Lucía, (en la entrada a la misma ciudad ), cuando quedó detenido sobre el mismo a raíz de una de-susada creciente y que finalmente se precipitara a la corriente del río a consecuencia de la fuerza de las aguas, pereciendo 26 personas. Este coche ha sido recuperado y circula siendo propiedad de un particular.

Años atrás y una vez refaccionado se realizó una emotiva escena, haciendo completar a esa unidad el resto del recorrido desde el lugar del accidente hasta el kilómetro cero, denominación con la que se conocía el punto de partida y llegada de todos los servicios de la Onda que partían o llegaban a la capital. 

Recuerdos y añoranzas de algo que se fue.